Se trata de un fragmento de la obra teatral La vieja del sector 90.
– ¿Quieres que te prepare un poco de sopa?
– Si es del dispensador, sí.
– ¿Cómo del dispensador? Yo no tengo. Ya sabes que no soy contribuyente del sistema. Además, tampoco funcionaba. Tengo un puerro comprado de contrabando, y voy a hacer una sopa con él.
– ¿Qué es un puerro?
-¡Esto!
– Pero esto, es como… como el rábano aquel del que me hiciste sopa una vez. ¡Puaj! ¡Qué asco! ¿También está recogido del suelo? ¿No le echan mierda de abono? Con tu sopa de rábano estuve mala toda la tarde.
– Porque ya no estás acostumbrada a comer comida de verdad. Ya está caliente el agua, ahora verás. Corto las hojas y las raíces, y ¡a la cazuela también!
– Yo eso no lo pruebo.
– Pues todo para mí. ¿Qué tal hoy la clase?
– Igual de mal que siempre. Yo no entiendo por qué he de asistir. Con la IA de mi ordenador aprendo mejor que escuchando las tonterías que sueltan. No sé por qué mis padres me obligan a ir.
– Para que socialices un poco, no deberías ser una persona solitaria a tu edad. Eso déjalo para viejas como yo.
– A veces me olvido de que tienes más de ciento veinte años. ¿Cuál es tu secreto? ¿La sopa de puerro?
– Aaaah, ¡la sopa! Espera un minuto. Ostia, la sopa… ¡Puaj! Está riquísima.
– Estás poniendo caras raras.
– ¿Quieres un poco? ¿No? Pues calla.